Los relojes sucumben al color fetiche del verano para llenarse de luz y claridad.
Los relojes, al igual que ocurre con las joyas, han dejado de ser piezas ajenas a las tendencias y las modas –aunque sin renunciar a su carácter imperecedero- para dejarse llevar por los colores y los usos de cada temporada. Así que no es de extrañar que, con la llegada del verano, el blanco más puro se imponga con rotundidad entre la gama cromática predominante en los relojes. Quizás en el caso concreto de Dior y Chanel, sensibilizadas al máximo con las últimas tendencias, no sea tan llamativo. Sí lo es, en cambio, en firmas tradicionalmente relojeras y joyeras, como Cartier, Omega, Montblanc o Piaget, que esta temporada irrumpen de forma inesperada con modelos teñidos de blanco gracias al uso de materiales como la cerámica y el oro blanco, que se revelan como aliados de excepción del acero y el caucho. Todos ellos dan lugar a un juego de matices que tiene un objetivo común: transmitir la luminosidad y la frescura que anhelamos en verano. Por Cecilia Casero.
Los relojes, al igual que ocurre con las joyas, han dejado de ser piezas ajenas a las tendencias y las modas –aunque sin renunciar a su carácter imperecedero- para dejarse llevar por los colores y los usos de cada temporada. Así que no es de extrañar que, con la llegada del verano, el blanco más puro se imponga con rotundidad entre la gama cromática predominante en los relojes. Quizás en el caso concreto de Dior y Chanel, sensibilizadas al máximo con las últimas tendencias, no sea tan llamativo. Sí lo es, en cambio, en firmas tradicionalmente relojeras y joyeras, como Cartier, Omega, Montblanc o Piaget, que esta temporada irrumpen de forma inesperada con modelos teñidos de blanco gracias al uso de materiales como la cerámica y el oro blanco, que se revelan como aliados de excepción del acero y el caucho. Todos ellos dan lugar a un juego de matices que tiene un objetivo común: transmitir la luminosidad y la frescura que anhelamos en verano. Por Cecilia Casero.
